Cómo el trabajo presencial puede promover la sostenibilidad

El trabajo presencial cuenta con unos beneficios claros: una mayor focalización en las tareas laborales, una cooperación mucho más frecuente y efectiva, una socialización muy beneficiosa a nivel emocional y una inmersión más profunda en el contexto de la marca que deriva en mayor identificación e implicación con el proyecto. Tanto la propia compañía como las personas que trabajan para ella salen ganando. Pero también el planeta: el trabajo presencial en la oficina puede ser además muy sostenible medioambientalmente, tanto por factores claramente evidentes como por factores semiocultos que merece la pena desgranar. 

Diferencias en la calidad de la gestión energética 

El más importante de esos factores es la diferencia en la eficiencia energética. Como bien explicó unos años atrás, en un reportaje de la BBC, el especialista y director de Sostenibilidad de WSP UK, David Symons, "la gestión energética en los edificios de oficinas generalmente es más sofisticada que en los hogares". Primero, porque suelen disponer de sistemas de calefacción más avanzados y, en casos como los de edificios de oficinas como Diagonal 682 o Illacuna, así como de tantos otros activos de Colonial, mucho menos contaminantes. Segundo, porque son sistemas que calientan un mismo edificio ocupado por muchas personas.  

Aumento del consumo de recursos 

En los meses invernales los teletrabajadores deben encender la calefacción para poder trabajar en óptimas condiciones. En los estivales han de hacer lo propio con el aire acondicionado. Pero no es solo una cuestión de aerotermia. Según dice Eva Rimbau, profesora de Estudios de Economía y Empresa, "los teletrabajadores tienen más necesidad de calefacción, refrigeración, iluminación, internet, cocina o materiales de oficina" que los trabajadores presenciales. Es una cuestión de compartición: cada trabajador en su hogar requiere dispositivos y energías para satisfacer esas necesidades por su cuenta, mientras que en las oficinas se comparten esos recursos. Es mucho más eficiente. 

Incremento de la distancia a la oficina 

Existen muchas razones para aceptar un puesto de trabajo. Y, hasta el advenimiento del teletrabajo, la cercanía a la oficina era una de ellas. Y una muy relevante de hecho. En ese sentido, la mayoría de los trabajadores trataba de encontrar trabajos no muy alejados de sus hogares o con una buena conexión que les permitiera llegar hasta la oficina de manera eficiente. No obstante, teoriza la propia Rimbau, "la posibilidad de aprovechar el teletrabajo y evitar los viajes algunos días podría hacer que los trabajadores estuvieran más dispuestos a aceptar una mayor distancia de desplazamiento los días que van a la oficina: esto podría compensar el ahorro de emisiones de los días de teletrabajo". 

Resultados de la comparativa 

Todos estos factores contaminantes semiocultos del teletrabajo no son mera especulación. En el año 2020, la consultora británica WSP llevó a cabo un análisis para comparar la huella de carbono de ambas modalidades laborales. La conclusión fue rotunda: "Si una persona trabajara en casa todo el año produciría 2,5 toneladas de carbono al año, alrededor de un 80% más que un empleado de oficina". Y eso cuando se compara con una oficina tradicional. Las cifras resultarían más escandalosas de compararse el teletrabajo con el trabajo en oficinas modernas y certificadas ecológicamente como las que poseemos en Colonial. En ocasiones, la realidad es justo lo contrario de lo que aparenta. 

 

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