Técnicas de oficina para paliar el síndrome postvacacional

Las vacaciones son un derecho laboral fundamental en España y tienen una finalidad clara: que las personas puedan disfrutar de tiempo libre de calidad para desarrollarse humanamente, desconectar del entorno profesional y recuperar energías. Sin embargo, son bastantes los trabajadores que experimentan un estado contrario al descanso y la relajación a la vuelta de las vacaciones. Es lo que los expertos de la psicología llaman síndrome postvacacional, una afección que sufren aproximadamente el 41% de los españoles, y en especial aquellos que disfrutan de vacaciones con una durabilidad mayor de las tres semanas. La pregunta es: ¿cómo reconocer este síndrome? 

Síntomas del síndrome postvacacional 

Como tantas otras afecciones psicoanímicas, el síndrome postvacacional muestra una amplia gama de síntomas, lo cual no significa que deban producirse todos ellos para que la condición exista. Entre ellos, y según el gabinete de psicología madrileño Cepsim, están el bajo estado de ánimo, la pérdida de motivación, la dificultad de concentración, el cansancio generalizado, el estrés agudo, los cambios brusco de apetito, el insomnio, la irritabilidad, los dolores musculares y algunos signos asociados a la ansiedad como las palpitaciones, el aumento de la frecuencia cardíaca o el nerviosismo. Todo ello motivado aparentemente por dos circunstancias claves. Lo analizamos: 

Causas del síndrome postvacacional 

El síndrome postvacacional no se encuentra recogido en el Manual Diagnóstico y Estadístico de Trastornos Mentales a causa de su reciente detección. No obstante, expertos de la Clínica Universidad de Navarra defienden la hipótesis de que su aparición está relacionada con los desajustes del reloj biológico interno y con la desconfiguración de las motivaciones. En sus propias palabras, "las personas necesitan una rutina que suele estar de acuerdo con el biorritmo peculiar" y las vacaciones están marcadas por una rotura de la rutina y un caos en las horas de despertar, funcionar y descansar. Además, el orden de prioridades vitales se altera completamente. 

Afrontar el síndrome postvacacional 

Teniendo en cuenta lo anterior, es evidente que mantener una rutina vacacional acorde a la ordinaria y en consecuencia al biorritmo propio es la mejor estrategia para prevenir este síndrome. También el hecho de reservar ciertos momentos del día vacacional a tareas que no son estrictamente pasivas y que requieran esfuerzo y compromiso, puesto que preservará los niveles de motivación interna. Pero también es  evidente que resulta complicado. A fin de cuentas, las vacaciones navideñas son particularmente convulsas y cuesta mucho encontrar ese equilibrio tan importante. En cualquier caso, el trabajo de prevención continúa una vez terminadas las mismas. 

Mantener las aficiones vacacionales 

Algunas de las aficiones desarrolladas en vacaciones no pueden extenderse una vez se regresa a la rutina laboral. Quizá por una cuestión de recursos económicos. O de tiempo. O de localización. Pero siempre hay actividades que pueden mantenerse. La idea es que el choque entre los días libres de las vacaciones y los días ajetreados del día a día normal sea algo más leve. Los deportes son uno de los ejemplos más paradigmáticos. Salir a correr o entrenar todos los días genera continuidad en el cerebro. Le ayuda a situarse. 

Preservar el orden de prioridades 

Uno de los desencadenantes claves del síndrome postvacacional, según la Clínica Universidad de Navarra, es la pérdida de motivación derivada del cambio de prioridades: durante las vacaciones son la diversión, la conexión humana y las nuevas experiencias; durante la rutina son las responsabilidades. Y estas últimas deben seguir siéndolo, pero es importante incluir aquellas otras. No solo para protegerse del síndrome, sino porque la diversión, la conexión humana y la búsqueda de nuevos desafíos en el trabajo enriquecen a todas las partes. 

Cuidar del entorno y su diseño 

Algunos entornos favorecen la motivación. Son aquellos con diseños orientados al bienestar de las personas, construidos con materiales naturales e inundados de vegetación. En ese sentido, las empresas deben trabajar para encontrar espacios biofílicos que reduzcan el choque entre la libertad vacacional y la ocupación profesional. En cuanto a los trabajadores, una mayor organización física del escritorio y de todo aquello sobre lo que tiene poder en la oficina también contribuirá a la disminución del conflicto psicológico. 

Comenzar con lo más asequible 

Buena parte de los trabajos requieren más de una tarea. En muchas ocasiones muchas tareas diferentes. Y algunas resultan más exigentes que otras en función de cada persona en concreto. La idea de los especialistas, en este caso de Cepsa, es que los primeros días de vuelta a la oficina se aborden las tareas más sencillas para progresivamente ir subiendo la dificultad. Esto no siempre es posible, y desde luego requiere consenso con la empresa, pero es más productivo para esta que llevar a un trabajador al síndrome postvacacional. 

Encontrar apoyo dentro de la oficina 

Los sentimientos negativos postvacacionales son compartidos en menor o mayor medida por casi todos los trabajadores de una oficina. Y eso incluye a los propios directivos. De ahí la importancia del diálogo y la confianza. Algo clave para las compañías human centric. Contar con espacios de descanso como terrazas, azoteas o patios en los que conversar brevemente con otros seres humanos, encontrar comprensión y apoyo es esencial para la recuperación. En última instancia todo gira en torno a las personas. Son siempre la solución. 

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