La influencia del mobiliario ergonómico en la productividad
¿Sillas rígidas diseñadas exclusivamente con fines estéticos e indiferentes a las necesidades del cuerpo humano? En las oficinas clásicas sí. En las oficinas modernas, las que orbitan alrededor del bienestar de las personas, no. Porque en estas últimas no hay nada más importante que la comodidad de los trabajadores. Y no solo en lo que respecta a las sillas de trabajo: también respecto a los escritorios, los sofás, los sillones, los monitores o los teclados. Para una empresa con enfoque human centric es esencial proporcionar mobiliario ajustable que permita a cada profesional encontrar su estado óptimo de trabajo en base a las singularidades de su cuerpo. La personalización es la clave.
Un mobiliario ergonómico de verdad
Ergonómico ha sido uno de los términos protagonistas del diseño de mobiliario en las dos últimas décadas. Y con frecuencia utilizado de una manera muy poco precisa. Después de todo, el mobiliario ergonómico no es aquel que aparenta ser cómodo en sacrificio de la elegancia, tal y como reflejan algunas publicidades, sino ese que empodera al trabajador dotándolo de mecanismos de ajuste. Por ejemplo, las sillas que posibilitan el ajuste lumbar, el ajuste de la altura, el ajuste del ángulo del asiento o el ajuste de los reposabrazos. O los escritorios con varias alturas diferentes. O los teclados que permiten regular su altura para adaptarse a la morfología de cada muñeca.
Incluso dotados de prestaciones de comodidad, los muebles no pueden ser verdaderamente ergonómicos si no pueden acondicionarse de un modo personalizado. A fin de cuentas, cada trabajador es único y presenta una altura, una columna vertebral, una distribución de su paso, un grado de movilidad y una flexibilidad únicas. La oficina contemporánea es una oficina que huye de la tirantez y persigue recrear entornos en los que las personas tengan margen de decisión. Por un lado, por la mera empatía humana. Por otro lado, porque ese margen de decisión se traduce en mayor comodidad y satisfacción y estas, a su vez, en un mayor rendimiento. La empresa también gana.
Los beneficios del mobiliario ergonómico para la empresa
El mobiliario incómodo puede terminar siendo lesivo a fuerza de repetición. En este sentido, el mobiliario ergonómico previene dolores leves y agudos en regiones corporales como la espalda, el cuello, los hombros o las muñecas. Esto, a su vez, desemboca en dos circunstancias claves para las compañías. Por un lado, los trabajadores pueden concentrarse más fácilmente en las tareas en las que están involucrados y aportar a la empresa más valor. Por otro lado, se reducen las bajas laborales por incapacidad. No en vano, y según datos del Ministerio de Sanidad, "los problemas en la región lumbar causan en la actualidad el 25% de las bajas laborales en España".
Pero el mobiliario ergonómico no impacta únicamente en la percepción de la empresa por parte del trabajador, sino también en la del colectivo y en la de la sociedad en general, puesto que unos empleados contentos son asimismo prospectores de la marca. Esto aumenta el interés de otros profesionales en pasar a formar parte de la misma y el interés de los consumidores en confiar en sus servicios y productos. En estos momentos, donde el cuidado del trabajador es uno de los factores morales más determinantes en la intención de compra, las empresas que miman el cuerpo y la mente de sus empleados en el día a día tienen mucho ganado.
Además, el diseño ergonómico de los muebles, los dispositivos electrónicos e incluso del propio espacio también generan un entorno mucho más saludable y agradecido emocionalmente. El estrés se minimiza. La ansiedad se reduce. La frustración se canaliza mejor. Todo porque no hay una percepción de estar siendo descuidados por la empresa. La predisposición positiva es profundamente mayor. Por último, y pese a no ser en absoluto un factor prioritario, lo cierto es que el mobiliario ergonómico, al ser ajustable, supone un ahorro económico a largo plazo para la compañía debido a que encaja con cualquier nuevo trabajador. No hay razón para no apostar por él.