La inclusividad como ingrediente esencial de la oficina contemporánea

En nuestro blog hemos dedicado muchos artículos a explorar las posibilidades de sostenibilidad en las oficinas contemporáneas. Después de todo, es una cualidad que las empresas reclaman cada vez más para sus espacios por cuestiones tanto de compromiso medioambiental como de reputación social. Sin embargo, la nueva oficina, la oficina que se perfila como arquetipo para las próximas décadas, es mucho más que una oficina que consume los menos recursos posibles y minimiza su contaminación. Es (o debe ser) una oficina inclusiva que tiene en cuenta la variedad de capacidades existentes entre las personas. Es una oficina accesible. Y lo es gracias a diversas medidas: 

Eliminación de barreras arquitectónicas 

La inclusividad en la oficina comienza en el desarrollo arquitectónico del edificio. Es ahí cuando deben tenerse en consideración la variedad de capacidades de movilidad y planificarse espacios que estén libres de barreras físicas que obstaculicen el acceso a quienes presentan una movilidad reducida. Esto incluye no solo la priorización de espacios amplios, sino también la utilización de rampas, pasamanos y ascensores debidamente emplazados. Es un ejercicio que requiere de una combinación de empatía y conocimiento arquitectónico. 

Creación de espacios accesibles 

Otro de los puntos importantes de la inclusividad en la oficina: el desarrollo de espacios estratégicos accesibles para que las personas con una movilidad reducida puedan cubrir todas sus necesidades. Los baños son un ejemplo, los cuales deben ser confeccionados teniendo en cuenta los mayores estándares de accesibilidad. También los espacios de estacionamiento. Es fundamental crearlos en localizaciones muy cómodas y cercanas a los ascensores, además de garantizar una correcta señalización que evite desorientaciones o confusiones. 

Material de trabajo adaptable 

Las personas con heterocapacidades requieren en ocasiones de un material de trabajo versátil y adaptable que les permita configurarlo para su beneficio y comodidad. Esto incluye sillas ergonómicas, escritorios ajustables en altura y equipos de iluminación graduables, entre muchas otras cosas. Además, también deben tenerse en cuenta la diversidad de capacidades a la hora de seleccionar los dispositivos informáticos con los que se trabaja, así como el software que se utiliza en el día a día. Todos ellos deben adoptar un enfoque de inclusión. 

Señalización general clara 

La oficina moderna, cada vez más determinada por el enfoque human centric, es una oficina integral que incluye flex spaces, espacios cerrados de trabajo, salas de reuniones, zonas VIP, cafetería, zonas de descanso, terrazas, aparcamiento, baños y en ocasiones muchos otros espacios más. En este sentido, la búsqueda de la inclusividad obliga a llevar a cabo una señalización clara y fácil de comprender, con letras grandes y colores contrastantes, que faciliten la orientación de las personas con discapacidades visuales o cognitivas. 

Flexibilidad de los propios espacios 

Uno de los rasgos que caracterizan a la oficina de vanguardia es la sustitución de la rigidez de los espacios por una flexibilidad mucho mayor y que permite a las organizaciones adaptar las salas a sus necesidades cambiantes, así como dar a los empleados un margen de movimiento con el que sentirse más cómodos y satisfechos. Esto tiene a su vez grandes beneficios para la integración de personas con capacidades diversas, ya que posibilita que las empresas escuchen sus reclamos de inclusividad física y realicen cambios en los espacios para satisfacerlos. 

Más allá de la arquitectura y el diseño 

La configuración del espacio debe ser el primer cimiento para promover la inclusividad en una oficina. No obstante, y una vez eliminadas las barreras físicas y facilitada la movilidad y la realización de todas las tareas habituales, el trabajo debe continuar en forma de comunicación clara mediante lenguaje sencillo y formatos accesibles, de políticas inclusivas que fomenten la igualdad de oportunidades, de formación para la relación saludable con las diferentes capacidades y de evaluación periódica del nivel de bienestar de las personas con discapacidad. 

La perspectiva human centric es una realidad no solo de los edificios de oficina, sino también y cada vez más de las propias organizaciones públicas y privadas. Y ese human nos incluye a todos, con independencia del tipo de capacidades que tengamos. Así, los esfuerzos de inclusión no deben limitarse al objetivo de que las personas con capacidades diferentes se integren: es necesario impulsarles para que crezcan, saquen todo su potencial y evolucionen dentro de las oficinas. El progreso depende de todo el talento disponible. 

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