Huella de carbono: una prioridad para las empresas responsables

Durante estas últimas décadas, y tras otras tantas de negación, la sociedad en su conjunto ha aceptado una realidad a estas alturas innegable desde el punto de vista científico: la actividad humana está intensificando el calentamiento global y comprometiendo con ello la salud de los ecosistemas naturales y urbanos. Así, todos los agentes sociales deben trabajar para remediar este escenario a través de medidas que disminuyan su huella de carbono. 

 

¿Qué es exactamente la huella de carbono? 

La huella de carbono es una medida del impacto de las actividades humanas sobre el medioambiente en términos de cantidad de gases de efecto invernadero (GEI) emitidos a la atmósfera, entre los que se hallan el metano, el dióxido de carbono o el óxido nitroso. Expresado generalmente en toneladas, la huella de carbono consta de al menos tres componentes distintos, de los cuales las emisiones directas son el principal. Estas proceden de fuentes propiedad de la empresa en cuestión, como sus vehículos o sus calderas. 

A ello hay que sumarle las emisiones indirectas por consumo de energía, pues la producción de esta suele llevar asociada la emisión de GEI, especialmente cuando son utilizadas fuentes de combustibles fósiles u otras fuentes medioambientalmente poco sostenibles. En este sentido, el uso de fuentes de energía renovables como las placas fotovoltaicas es una estrategia muy efectiva para disminuir la huella de carbono de una compañía. Algo de lo que disfrutan aquellas organizaciones que operan desde los edificios Colonial. 

Por último, están aquellas emisiones indirectas que no se encuentran bajo control directo de la empresa, como son las procedentes de la cadena de suministro, de los viajes de negocio o del uso de los productos vendidos. En este caso, la reducción de la huella de carbono resulta más complicada, pero en empresas como Colonial, donde ello es una prioridad, lo abordamos desde la selección cuidadosa de nuestros partners externos, asegurándonos que todos ellos cumplen con los estándares de sostenibilidad más exigentes. 

 

¿Qué dicen las regulaciones de la huella de carbono? 

El marco regulatorio tanto nacional como comunitario de las emisiones de gases de efecto invernadero, ha crecido significativamente en los últimos tiempos, tras comprobar las consecuencias que supondría que el calentamiento global superase los temidos 1,5º C. 

Entre las regulaciones actuales encontramos la Ley de Cambio Climático y Transición Energética (LCCTE) del año 2021, que establece la pretensión de reducir las emisiones GEI en al menos un 23% respecto a los niveles de 1990 mediante una serie de medidas concretas. También el Plan Nacional Integrado de Energía y Clima (PNIEC), en el que se detallan diferentes estrategias para priorizar las energías renovables y alcanzar una mayor eficiencia energética, todo con el objetivo de reconducir la actividad del país hacia la descarbonización. 

Fuera de nuestras fronteras, pero de obligado cumplimiento como parte de la Unión Europea, se hallan vigentes dos reglamentos que afectan a las organizaciones afincadas en España: el Sistema de Comercio de Emisiones de la Unión Europea, que fija un límite máximo de las emisiones GEI de ciertos sectores industriales y permite tanto la compra como la venta de derechos de emisión y, el Reglamento sobre el reparto del esfuerzo, similar al anterior pero enfocado en sectores como el del transporte o la agricultura. 

 

Más allá del planeta 

La monitorización y disminución de la huella de carbono persigue primeramente la mitigación del cambio climático, pero también proporciona otros beneficios adicionales muy relevantes. Por un lado, la protección de la salud pública, pues los gases de efecto invernadero aumentan la prevalencia de enfermedades respiratorias y cardiovasculares. Por otro lado, el impulso de la innovación y la competitividad empresarial, pues posibilita a las compañías adaptarse a un mercado que valora cada vez más la sostenibilidad. 

 
Colonial, una de las compañías líderes en gestión de edificios de oficina sostenibles, facilita a las empresas esta competitividad nacional e internacional, gracias a una serie de medidas que minimizan la huella de carbono tanto de la construcción y rehabilitación de sus edificios como de la fase operativa de los mismos. Próximamente, en la segunda parte de esta sección, desgranaremos cada detalle de nuestra Estrategia de Sostenibilidad, que llevará nuestros compromisos ecológicos aún más allá. 

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