¿Qué son los ‘espacios mudos’ en las oficinas?

Algunas personas poseen la capacidad de concentrarse en la tarea que tienen delante con independencia del ruido presente a su alrededor. Se abstraen casi mágicamente. No obstante, representan la excepción: la mayoría de personas necesita ambientes sonoramente agradables y tranquilos para no distraerse constantemente y mantener unos niveles de estrés no incapacitantes. En este sentido, muchas oficinas están ya implementando soluciones de insonorización que aporten tanto privacidad como silencio a sus trabajadores, de entre las cuales destacan de manera especial las cabinas mudas y las salas mudas. ¿Pero cuáles son exactamente los beneficios de contar con estos espacios? 

 

Mejora de la productividad 

Tanto las cabinas mudas como las salas mudas, estas últimas versiones mucho más amplias de las primeras, proporcionan a los trabajadores una oportunidad de minimizar o incluso eliminar el ruido circundante para poder centrarse en las tareas pendientes durante mucho tiempo y sin salir nunca de esa burbuja de enfoque. Esto, como es obvio, deriva en una mejora de la productividad, tanto en términos cuantitativos como en términos cualitativos, pues la creatividad requiere de silencio mental para poder generar ideas innovadoras, lo que repercute en el rendimiento de la empresa en su conjunto y la acerca a la consecución de sus objetivos globales. 

 

Reducción del estrés 

El estrés es uno de los principales enemigos del bienestar psicológico. En ocasiones, la propia exigencia del trabajo incrementa sus niveles de manera moderada, pero el problema aparece cuando el movimiento alrededor del trabajador lo lleva a puntos críticos que afectan tanto a su rendimiento como a su felicidad. Y esto último, a diferencia de lo que ocurría muchas décadas atrás, se encuentra en el centro de prioridades de muchísimas compañías. Al fin y al cabo, un trabajador infeliz es un trabajador que tiene muchas más probabilidades de abandonar la empresa en busca de otras oportunidades. En definitiva, la insonorización trae retención de talento. 

 

Flexibilidad organizativa 

Una de las tendencias más pujantes del diseño de oficinas es el diseño abierto. En los últimos años las empresas se han dado cuenta de que la interacción libre entre sus trabajadores, lejos de provocar distracciones y un descenso de la productividad, desemboca en mejor colaboración y en un enriquecimiento de las diferentes áreas. Sin embargo, no sería inteligente tener una oficina totalmente abierta sin rincones insonorizados en los que los trabajadores puedan alcanzar una total serenidad cuando lo necesiten. Es en esa versión mixta, con opciones abiertas y cerradas, la que garantiza la flexibilidad organizativa óptima. 

 

Comunicación de calidad 

Las salas mudas no son siempre concebidas como espacios de soledad en los que el trabajador puede alejarse del ruido. En realidad, también sirven a menudo como lugares de encuentro entre empleados que necesitan comunicarse con calma y en profundidad. A veces para arreglar asuntos interpersonales. Otras para debatir propuestas de trabajo. En cualquier caso, encuentran ahí las condiciones ideales para hacerlo y avanzar exitosamente. Además, tanto estas salas como las cabinas permiten una comunicación con el exterior mucho más fructífera, sea a través de llamada telefónica o de videollamada. Son entornos que garantizan la no interrupción. 

 

Descanso emocional 

Las emociones forman parte del kit mental humano básico y no desaparecen cuando los trabajadores cruzan la puerta de entrada a la oficina. En este sentido, las empresas están prestando cada vez más atención a la satisfacción emocional de sus equipos, lo que pasa en ciertos momentos por dotarles de entornos en los que puedan reencontrarse consigo mismos y poner sus afecciones en orden. Nuevamente, las salas mudas son la clave, pues facilitan el descanso, la desconexión y la relajación, elementos que resetean en cierto sentido el estado anímico y recargan las energías necesarias para continuar con la jornada. 

 

Sentido de autonomía 

Los trabajadores del siglo XXI comprenden la necesidad de una jerarquía organizativa, pero buscan entornos que le permitan ser autónomos en la medida de lo posible para poder tomar sus propias decisiones. Es ahí donde las soluciones insonorizadas vuelven a entrar en escena: el trabajador tiene en ellas, y a diferencia de lo que ocurre en las salas abiertas, un control total sobre su entorno más inmediato. Y no solo en términos sonoros. También en términos de iluminación, de confort térmico o de priorización de tareas según su propio criterio. En última instancia, cabinas y salas mudas reman en favor de trabajadores y empresas. Sus éxitos están entrelazados. 

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