Diseñar para la neurodiversidad: un nicho dentro del modelo human-centric
Anteriormente hemos hablado del diseño human-centric, un concepto que busca tener en cuenta a las personas en el momento de la creación de un espacio y, como toda tendencia, crece y da paso a un modelo más evolucionado y que contempla otros aspectos como es la neurodiversidad.
¿Qué es la neurodiversidad?
La neurodiversidad se refiere a las variaciones del cerebro humano que llevan a una persona a navegar en procesos cognitivos y emocionales de una manera distinta a la norma. Alguna de las condiciones que se encuentran bajo el paraguas de la neurodiversidad son el autismo, el TDAH y la dislexia, entre otras discapacidades sociales y de aprendizaje.
¿Por qué es importante en el diseño de oficinas?
En los últimos años hemos visto cómo diferentes esfuerzos y prácticas, como la sostenibilidad y la innovación, se han implementado en los espacios de trabajo para aumentar el bienestar de los trabajadores. Otra práctica con el mismo propósito es la inclusión, que da a los empleados un sentido de pertenencia. Una excelente manera de aplicarla en el lugar de trabajo es tener en cuenta las necesidades de las personas neurodivergentes, que actualmente representan entre el 15 y el 20% de la población. Y es que lo que pueden ser consideradas molestias comunes para los trabajadores pueden suponer obstáculos significativos para este sector de la población.
Un estudio sobre cómo diseñar oficinas que se adapten a las necesidades de la fuerza laboral neurodiversa realizado por Ron Bakker, cofundador de PLP Architecture, en colaboración con Centric Lab, identificó problemas comunes en las oficinas, como la contaminación acústica, pero también otros que pueden pasar desapercibidos. Entre ellos, las superficies con ‘texturas incómodas’, temperaturas para personas con hipersensibilidad sensorial o el “ruido visual”, como, por ejemplo, patrones que distraen en las paredes.
¿Cómo comenzar a diseñar oficinas para la neurodiversidad?
No es necesario plantear oficinas desde cero, el cambio puede basarse en la implementación de pequeños detalles que marquen la diferencia: evaluar la iluminación, por ejemplo, es esencial para así evitar tener luces fluorescentes que provoquen dolor de cabeza. Además, tener lámparas de escritorio puede ser una gran solución para que las personas puedan ajustar la iluminación a su gusto. Minimizar el desorden visual, especialmente dentro de la línea de mira de los escritorios de las personas, también es una acción clave para reducir las distracciones. Contar con marcadores, insignias u otros indicadores que permitan a las personas transmitir de forma no verbal si están abiertas a socializar o si prefieren que las dejen solas para que puedan trabajar, puede ser una gran manera de respetar el tiempo y el espacio de aquellos que requieren más concentración.
El diseño para la neurodiversidad puede considerarse un nicho dentro del diseño human-centric ya que se especializa en las necesidades de las personas neurodiversas y todo el diseño está planteado para tenerlas en cuenta. Desde Colonial ponemos en práctica la inclusión a través del diseño de nuestras oficinas para la neurodiversidad.