Construyendo una cultura empresarial a través del diseño de la oficina

Todas las organizaciones tienen una personalidad desarrollada a partir de unos principios, unos valores, unas normas, unas prácticas y unas aspiraciones. Es lo que se conoce como cultura empresarial. Su construcción tiene lugar a través de múltiples dimensiones: las políticas de la empresa, el comportamiento de los directivos, el comportamiento de los empleados, las comunicaciones públicas y, aunque no suela tenerse en cuenta de la misma manera por algunas compañías, el diseño de los espacios de trabajo. Después de todo, el entorno en el que operan las empresas es clave en la transmisión de esos valores, en la ejecución de esas prácticas y en la consecución de estas aspiraciones.

Poniendo en práctica los valores de la empresa

Los valores prosociales quedan muy bonitos sobre el papel. No obstante, la cultura empresarial no se cimienta sobre palabras, sino sobre las aplicaciones de esas palabras a la vida real. Y el diseño de una oficina tiene mucho que decir ahí. En Colonial, por ejemplo, priorizamos de un modo único la sostenibilidad en todas las fases de los edificios: construcción, rehabilitación y operatividad. En este sentido, las empresas que ocupan nuestros activos y operan desde ahí transmiten tanto a sus empleados como a sus clientes un compromiso fehaciente e incuestionable con la protección del medioambiente. La sostenibilidad entra a formar parte de su cultura empresarial de manera práctica.

Pero no es el único valor que un diseño de oficina made in Colonial solidifica en la cultura de las compañías: también está la transparencia y la comunicación abierta. A fin de cuentas, nuestros edificios priorizan la flexibilidad de los espacios, permitiendo que los trabajadores conecten libremente y sean partícipes del quehacer diario del resto. Nuevamente, recoger el compromiso con la transparencia en un manifiesto es muy legítimo, pero convertirlo en una realidad del día a día de los empleados es muchísimo más importante. A fin de cuentas, es así como la  cultura empresarial cala en las personas, consigue que estas la hagan suya y se conviertan en abanderados de la misma.

Por otro lado, de todos los valores de una organización moderna quizás el más importante para las personas que la componen sea el enfoque human centric, mediante el cual las políticas empresariales se concentran en buena medida en el bienestar de los trabajadores y los clientes. Y el diseño de oficinas juega un rol fundamental en esto: el aislamiento térmico en busca del confort térmico, la incorporación de medidas para favorecer la exposición a la iluminación natural, la presencia de vegetación que mantenga conectadas a las personas con la naturaleza o la orientación de las ventanas en pos de unas vistas agradables son solo algunas de las formas en las que el diseño transmite este valor.

Acercando la empresa a sus aspiraciones

La relación está clara: el diseño de una oficina define lo que ocurre en ella y esto, a su vez, comporta unos valores que van erigiendo muy poco a poco una cultura empresarial única. Pero esta, como vimos al principio de este artículo, no se compone únicamente de aspiraciones morales sino también de aspiraciones empresariales. Las organizaciones tienen objetivos. Es parte de lo que les hace ser lo que son, de la misma manera que las metas personales de una persona le explican. En este sentido, una vez más, el diseño de la oficina aleja o acerca a una empresa  a esas metas colectivas previamente establecidas. Y de múltiples maneras diferentes.

Por ejemplo, un diseño de oficina que favorezca la integración tecnológica fomentará la productividad y respaldará una cultura que valore con  firmeza tanto la eficiencia como la innovación. Además, la presencia de flex spaces potencia la interconexión entre los departamentos y entre los propios trabajadores, una sinergia que deriva irremediablemente en una mayor creatividad global. Asimismo, la existencia en la oficina de espacios de distendimiento y socialización favorecen la felicidad individual y esta, tal y como demostró una investigación de la consultora Crecimiento Sustentante, incrementa la productividad en un 80%. Una cifra que puede marcar la diferencia de cara a las aspiraciones.

En definitiva, es muy importante pasar de una visión simplista del diseño de oficina, como una cuestión meramente estética y sensorial, a una visión más profunda que considere su influencia en los valores, las prácticas y las aspiraciones de las empresas. No solo porque la primera da lugar a una inmensa pérdida de oportunidades de cara a la construcción de una cultura empresarial saludable, sino porque, además, dejar el diseño de oficinas en un plano meramente estético puede conllevar proyectar valores y fomentar prácticas indeseables que vayan diseñando una cultura empresarial contraria a la ambicionada. El diseño de oficinas debe ser meditado. Debe recaer en las mejores manos.

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