Jardines verticales, cascadas, árboles y flores: una oficina salvaje

La idea de incorporar elementos naturales dentro de las oficinas nace de la hipótesis científica conocida como biofilia, según la cual los seres humanos preservan una conexión innata con la naturaleza por la cual se sienten más felices en entornos verdes. Y no solo eso: como prueba esta investigación de la Escuela de Psicología de la Cardiff University, la presencia de plantas en la oficina también aumenta la productividad a través de una mejora tanto de la concentración como de la creatividad. Por todo ello, muchos arquitectos y diseñadores están yendo mucho más allá con la incorporación de verdaderas estructuras verdes dentro de estos espacios. Bienvenido a la oficina salvaje. 

Elementos claves para una oficina salvaje 

Pasar de una oficina sutilmente biofílica, con unas cuantas plantas repartidas aquí y allá, a una oficina profundamente biofílica, requiere de la instalación de elementos verdes muy notorios. Un ejemplo son los jardines verticales. Además de ahorrar espacio útil frente a los jardines tradicionales, poseen un impacto visual mucho más significativo y, con ello, envuelven a los trabajadores y a los clientes que acuden al espacio de trabajo de un aura de belleza, frescor y vida que les predispone más positivamente. Esta estructura permite asimismo jugar con los colores y las formas para crear murales simbólicos que transmitan cierta información de marca. 

Otro ejemplo son los árboles y las flores. Por lo general, la incorporación de vegetación a las oficinas suele limitarse a las plantas verdes, pero tanto los árboles como las flores son más vibrantes y despiertan con mayor intensidad el instinto biofílico de las personas. En este sentido, añadir árboles que proporcionen sombra en los exteriores del edificio y flores coloridas que alegren el ambiente es una estrategia fantástica para que los trabajadores se sientan más a gusto en las instalaciones. Lo excesivamente urbano termina afectando al estado anímico. Estos pequeños grandes detalles pueden marcar una enorme diferencia. 

Pero la oficina salvaje no vive exclusivamente de lo verde. Hay otro elemento, el agua, con una capacidad única para activar el sentimiento de vínculo con la naturaleza. Y debemos aprovecharlo. Las fuentes, y sobre todo las cascadas, mucho más espectaculares, son elementos claves en este aspecto, pues generan paz mental tanto desde lo visual como desde lo sonoro. Por último, cabe destacar el papel de lo salvaje en la calidad del aire de la oficina y en el control de los niveles de humedad. No es solo una cuestión de bienestar psicológico. También físico. Sin embargo, y pese a todos estos beneficios, es importante tener en cuenta ciertas consideraciones. 

No de cualquier manera 

La oficina salvaje será la oficina del futuro. O al menos una de sus variantes más extendidas. No obstante, la biofilia, el impacto de la naturaleza en las personas, es un bien que nunca debería entrar en conflicto con otro bien: el de la sostenibilidad y la protección del medioambiente. Por eso la incorporación de elementos verdes salvajes como jardines verticales, techos verdes o árboles debe realizarse siguiendo un conjunto de normas éticas: sistemas de riego automatizado eficientes, utilización de agua reciclada siempre que sea posible, elección de árboles y flores de origen autóctono y rotación de plantas. Porque salvaje nunca fue sinónimo de contaminante. 

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