Architectural upcycling: ¿demoler o reciclar?
El reciclaje de materiales se inició en Asia hace más de un milenio. En Japón, alrededor del año 1031, empezó a procesarse el papel desechado para generar nuevo papel. No obstante, y como narró el impresor estadounidense Dard Hunder en su ensayo Papermaking: The History and Technique of an Anciant Craft, de 1957, los chinos, inventores del papel, llevaban ya tiempo reaprovechando estos residuos. Muchos siglos después, la sociedad industrial y de consumo provocó una explotación sin precedentes de los recursos naturales que situó su disponibilidad y el clima global en una situación de profunda crisis. Fue entonces cuando comenzó la revaloración del reciclaje. También de edificios.
El reciclaje de construcciones
Los primeros pasos del movimiento moderno proreciclaje estuvieron orientados a la reutilización de materias primas contenidas en artículos cotidianos e industriales. Sin embargo, era cuestión de tiempo que los valores presentes en el reciclaje dieran lugar a una reflexión mucho más ambiciosa sobre el uso que hacemos de las construcciones una vez dejan de ser válidas. Después de todo, los edificios también caducan, sea por una cuestión de seguridad estructural, inutilidad o inadaptabilidad a las nuevas necesidades. Y el resultado de esta reflexión es claro: en lugar de demolerlos, como se ha hecho a lo largo de la historia, tenemos la obligación ética de reciclarlos. Es lo que hacemos en Colonial.
Beneficios del reciclaje de edificios
Los motivos para reciclar edificios, y no convertirlos en cenizas, son múltiples, siendo uno de los más importantes la reutilización de muchos de sus materiales, lo que tiene un impacto tanto en la conservación de los hábitats naturales como en la disminución de las emisiones de gases de efecto invernadero como el dióxido de carbono. Además, el reciclaje de una obra arquitectónica también nos permite, a las inmobiliarias involucradas en ello como la nuestra, aprovechar algunas de las estructuras de la misma, disminuyendo así aún más la huella de carbono. Como dijo en su día Carl Elefante, presidente del American Institute of Architects, "el edificio más verde es aquel que ya existe".
Architectural upcycling en Colonial
En Colonial hemos trabajado siempre bajo una premisa clave: poner a disposición de las empresas edificios de oficinas que no solo satisfagan las necesidades de estas, sino que también prioricen el bienestar humano y la sostenibilidad medioambiental. De ahí que desde los mismos inicios incluyéramos el reciclaje de edificios dentro de nuestras estrategias de producción de activos de calidad. Miguel Ángel 23, edificio de oficinas con una emisión neutra de carbono, es un ejemplo de transformación verde a través de la rehabilitación de un edificio caduco, con la agregación de aerogeneradores para producir energía eléctrica, sistemas de ahorro de consumo de agua o instalaciones fotovoltaicas.
Pero no es el único. 86D Velázquez, también en Madrid, cuenta con innumerables certificaciones de eficiencia energética, todo ello gracias a las decisiones prosostenibilidad tomadas durante el proceso de reciclaje del edificio original. Y otro tanto ocurre en Barcelona con la Torre Marenostrum y Diagonal532, dos edificios de oficinas prime executive que han experimentado una gran revalorización tras su reforma y reapertura, la cual ha tenido lugar en tiempo récord y con el menor impacto ecológico debido precisamente al reciclaje de la obra previa. No es una teoría hermosa. Es una realidad: estamos reciclando construcciones y muchas otras empresas se sumarán paulatinamente.
Centro AMP: la confirmación de una tendencia
El architectural upcycling recién comienza a despegar. Aún quedan preguntas en el aire sobre las posibilidades y los límites de esta práctica. No obstante, en diciembre de 2022 la firma de inversión australiana AMP Capital estrenó su nuevo rascacielos de 206 metros de altura, el más alto de todo Sydney. ¿Su curiosidad? Es un edificio reciclado. Una monumental obra arquitectónica construida a partir de la estructura de un rascacielos anterior, erigido en el 1970. Nombrado Edificio Mundial del 2022, el Centro AMP es la confirmación del potencial del reciclaje de edificios como solución sostenible a las cambiantes necesidades arquitectónicas de una sociedad en permanente evolución.