¿Cómo trasladar la filosofía hygge a la oficina?
Los daneses son mundialmente famosos por ser los ciudadanos más felices del mundo, según los muchos rankings que se hacen en este sentido cada año. Y buena culpa de ello la tiene una palabra: hygge. Detrás se esconde una auténtica filosofía de vida, que busca acercarnos a la felicidad a través de las pequeñas cosas, lejos de los grandes artificios. Una forma de entender la vida que, tras un año complicado para muchos, bien está echarle un vistazo y saber más de ella.
No existe una traducción literal de este término danés pero se podría resumir como algo vinculado a la sensación de bienestar y de satisfacción, de estar a gusto y confortable en un lugar. Desde Colonial, nos planteamos cómo lo podemos trasladar a las oficinas y te damos consejos para ello, y cerrar este 2020 de la mejor forma posible.
Un ambiente acogedor
Primera recomendación: el diseño y la decoración son clave. Nos permiten formar ambientes acogedores, algo fundamental para el hygge. La madera natural y los colores suaves, como los de tono pastel, ayudan a crear espacios que transmiten paz y tranquilidad, propiciando que las personas se sientan más cómodas trabajando. La iluminación es otro aspecto importante, pero lógicamente no sirve cualquiera: debe generar, a través de la luz artificial, espacios tenues y agradables, pero combinándola con la natural, ya que esta transmite una mayor sensación de bienestar. Igual pasa con las plantas, que aportan un toque verde y sostenible, muy acorde para generar un escenario de confort. En definitiva, el objetivo es simple: trasladar el ambiente hogareño y cálido que tenemos en casa a la oficina.
Otra opción, en esta misma dirección, es personalizar nuestro escritorio con objetos significativos para nosotros, que al observarlos nos dibujen una sonrisa en la cara. Puede ser con láminas decorativas, fotografías, frases inspiradoras… ¡cualquier elemento nos sirve!
Más allá del diseño
Pero no todo radica en la estética, ya que con ella creamos el marco ideal pero no es suficiente. Nuestra actitud es fundamental, siendo clave prestar atención a las pequeñas cosas, otorgándoles su merecida importancia. Por ejemplo, disfrutando de un buen café o té nada más llegar al despacho. Rutinas que a priori hacemos sin pensar debido al ajetreo del día a día, pero que bien merecen una pausa y disfrutarlas. O una conversación con un compañero, que puede ser trivial en un inicio, pero que si le prestamos los cinco sentidos, seguro que se convertirá en un momento placentero. Más que las acciones, lo que debemos entender es que es necesario hacer un cambio de mentalidad, de observar más y estar atentos a los detalles, de captar aquellas sensaciones que normalmente nos pasan desapercibidas pero que pueden convertirse en mini inyecciones de felicidad. Esta es la clave del hygge, saber disfrutar de las pequeñas cosas cotidianas.
Y un último consejo: la música. Suma y mucho para crear una atmosfera íntima y envolvente, y es un arma muy poderosa para transmitir buenas sensaciones, que además fomenta la creatividad, según un estudio de la Universidad holandesa de Radboud. Si tienes dudas de qué canciones poner, no te preocupes, nosotros tenemos la solución. En Spotify encontrarás nuestra playlist, Colonial Collection, una opción ideal para escuchar mientras se trabaja.
Por cierto, si queremos llevar esta filosofía de vida a la oficina deberíamos saber cómo se pronuncia correctamente. Estaremos cerca si decimos “hu-gue” aunque seguramente nos será más fácil consultar este enlace y escucharlo de forma directa de una persona nativa. Quizás, y tras ver el vídeo en varias ocasiones, será lo más complicado de todo.