Tendencias en sostenibilidad en 2023

La sostenibilidad se ha convertido en una de las principales preocupaciones sociales y en consecuencia en uno de los objetivos claves de la actividad inmobiliaria. Después de todo, la construcción de edificios debe responder siempre a las necesidades humanas individuales y colectivas. No es un ejercicio arbitrario. Y prueba de ello son las acciones de diseño y edificación orientadas precisamente a optimizar los recursos empleados, disminuir el consumo energético, reducir la emisión de gases de efecto invernadero y, en definitiva, minimizar el impacto ambiental, que están alcanzado el estatus de soluciones recurrentes para las empresas constructoras. Muchas de ellas serán tendencias  extendidas para el año 2023. Analicemos las más relevantes.

Cristaleras: ventanas al mundo

Nuestra experiencia directa con edificios como la Torre Marenostrum o Wittywood nos ha servido para certificar empíricamente los efectos positivos de los grandes ventanales de cristal en muchos aspectos del día a día de los trabajadores y de los directivos. La apertura al mundo exterior y el contacto constante con la luz natural son puntos que afectan muy positivamente al bienestar individual. No obstante, el uso de las macrocristaleras también tiene un impacto directo en la sostenibilidad de los edificios: la luz solar reduce el consumo de la luz artificial y también de la calefacción, puesto que su radiación eleva la temperatura de los espacios interiores. De ahí que sea una estrategia de construcción y de diseño cada vez más valorada y utilizada.

Vegetación: absorción del CO2

La presencia de plantas en los espacios profesionales posee un efecto tranquilizador que repercute en el rendimiento cognitivo. Pero hay otra razón igualmente importante para la incorporación de árboles y otras variedades de plantas a los espacios interiores y exteriores de los edificios: son seres que capturan el dióxido de carbono presente en el ambiente para, junto con el agua disponible y la luz disponible, generar azúcares para su propia supervivencia y oxígeno que expulsan nuevamente al ambiente. En ese sentido, son aliadas fundamentales en la lucha por reducir el impacto humano sobre el clima del planeta. Eso, sumado a la belleza estética que añaden a los entornos , está provocando un florecimiento de los espacios verdes.

Materiales de cercanía: reducción de emisiones

Los últimos años han servido para confirmar una tendencia muy positiva: la recuperación de la madera como material de construcción. A partir de ahora, y una vez asimilados todos los beneficios que proporciona su uso respecto al de otros materiales habituales como son el hormigón o el ladrillo, especialmente en términos de sostenibilidad, la pregunta no es por qué emplearla, sino de dónde obtenerla. A fin de cuentas, la importación de maderas producidas a miles de kilómetros elimina buena parte de la sostenibilidad de las mismas. En su lugar, la tendencia de 2023 en adelante será recurrir a maderas de proximidad, así como cáñamo, escayola o pintura cerámica de cercanía, todos ellos materiales bastante ecológicos a largo plazo.

Entornos abiertos: optimización del espacio

El desafío es mayúsculo: satisfacer las necesidades de habitabilidad y de ocupación de una humanidad en permanente crecimiento sin un impacto excesivamente significativo en los hábitats naturales y en el clima en general. Y ello requiere, en muchas ocasiones, de un sabio aprovechamiento de los espacios disponibles. Este es el motivo por el cual los espacios abiertos con soluciones de integración y flexibilidad se convertirán pronto en un mecanismo clave de la actividad inmobiliaria. Las oficinas irreversiblemente compartimentadas en salas, de las cuales muchas suelen ser infrautilizadas, darán paso a oficinas de salas muy amplias, conectadas y versátiles. Y el mobiliario modular tendrá mucho que decir a este respecto.

Innovación tecnológica: atajo a la eficiencia

Las tecnologías adecuadas pueden resolver muchas de las necesidades de sostenibilidad de los edificios. En Colonial, por ejemplo, usamos a menudo tecnologías de gestión de las instalaciones como el Building Management System o tecnologías de energías renovables que nos permiten disminuir o incluso eliminar el consumo de gas natural. Y esas son solo dos opciones entre un sinfín de alternativas. La realidad es que el desarrollo tecnológico siempre ha supuesto un impacto ambiental, pero también que ese desarrollo, unido a la voluntad de cuidar del planeta, pueden dar lugar a soluciones muy efectivas. Y evidentemente el sector inmobiliario es consciente de ello. La construcción y el diseño ya no se entienden sin el avance técnico.

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