Nuevos hábitos en tu vuelta a la oficina: aprende a sentarte correctamente

Nuestra salud es lo más importante y no debemos descuidarla en el trabajo, ni mentalmente, ni físicamente. Aunque ocupemos un puesto de oficina, pasar la mayor parte del día en una misma posición desgasta nuestro cuerpo y si no adoptamos una postura adecuada, puede provocarnos graves lesiones como lumbalgias, hernias discales, protrusiones o tendinitis, entre otras. Tanto el mobiliario, como la posición corporal, juegan un papel importante en nuestro bienestar, desde Colonial queremos destacar los aspectos más importantes de la ergonomía para prevenir éstos posibles daños.

La altura del asiento. Empezamos por lo básico, la silla es lo que nos sostiene y debe estar adecuada a nuestra altura. Es importante que la regulación del asiento nos permita apoyar perfectamente los pies en el suelo, consiguiendo que nuestras piernas formen un ángulo de 90º respecto a este, tal y como explica la web RRHH Digital ya que, de este modo, las piernas adoptan una posición ni demasiado tensa, ni demasiado relajada, liberando de estrés la zona lumbar.

Apoyo correcto de la espalda. Después de ajustar el asiento a nuestra altura, debemos colocar también el respaldo. Lo correcto para no cargar la espalda, es que la columna vertebral quede recta, dándole todo el apoyo posible a la zona lumbar, con la ayuda de los pies reposados en el suelo o bien mediante el uso de un reposapiés; de esta forma, tendremos más libertad de movimiento en los hombros y conseguiremos descargar la zona cervical.

Balanceo. Las sillas para oficina cuentan con un mecanismo de balanceo que permite aliviar la tensión muscular dando una mayor flexibilidad a nuestra posición. Al realizar este pequeño movimiento de forma regular, estaremos evitando el exceso de rigidez durante tantas horas. Además, si los pies perdieran el apoyo del suelo, podemos poner un reposapiés, manteniendo siempre el ángulo de 90º en nuestras extremidades. La idea es que la parte trasera de los muslos quede ligeramente apoyada en la silla, para sentir menos presión y favorecer la circulación sanguínea.

La altura de los reposabrazos. Los brazos deben quedar a la altura de la mesa formando un ángulo de 90º grados, que permite tenerlos apoyados y descansados, a la vez que evitamos tensiones cervicales. Hay sillas que cuentan con reposabrazos adaptables, pero si no es el caso, la graduación de la altura de la silla nos puede ayudar a lograr esta posición.

Escritorio: La altura ideal de un escritorio está entre los 70 y los 75 cm sobre el suelo, permitiendo que las piernas quepan bajo la mesa y evitando el contacto con la misma. Una vez colocados frente al escritorio, debemos adaptar las herramientas de trabajo que se encuentran en él, a la cómoda posición que hemos adoptado.

Pantalla del ordenador: Según diversos fisioterapeutas, el monitor debe estar colocado de tal manera que nuestra mirada se mantenga al frente. No debemos inclinar nuestro cuerpo hacia delante, encorvar la espalda o doblar el cuello. Es la manera de evitar agarrotamientos y tensiones. También es posible utilizar soportes para el monitor, si esté es demasiado bajo para nuestro campo de visión., aunque lo ideal es que nuestra mirada quede ligeramente por debajo de la parte superior de la pantalla.

Teclado y ratón: La ubicación  de estos elementos es muy importante para evitar lesiones en las muñecas, hombros o codos, que suelen acabar en tendinitis. Acompañar estas herramientas de almohadillas, es fundamental para descansar y acomodar nuestras extremidades. Pero sobre todo, debemos evitar el desvío de nuestras muñecas y mantenerlas rectas dentro de la comodidad.

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