La importancia de la iluminación natural en las oficinas

La luz natural es importantísima en la vida de una persona, al ser un elemento que influye directamente en su buena o mala salud. Por tanto, si es importante en la vida diaria, lo es también en el ámbito laboral

Y no hablamos de percepciones o sensaciones, sino de que la falta de luz natural causa desánimo, apatía o cansancio. Incluso, según un estudio de Michigan State University, puede llegar a afectar a la capacidad de nuestro cerebro, dañando especialmente la zona de recordar y aprender. Y todo por permanecer demasiado tiempo en espacios mal iluminados.

Por suerte, la situación en nuestro país es buena, aunque también mejorable. Según la II Edición del Barómetro HGS sobre Salud en Entornos Laborales, el 87 % de los trabajadores tiene cerca de su puesto de trabajo una ventana, lo que es un elemento clave para la buena salud de una oficina en términos de luz.

En España, es tal la importancia de la luz en los entornos laborales que es un aspecto regulado por ley, más concretamente por el Real Decreto de 1997, el cual, entre otras cosas, hace prevalecer la luz natural a la artificial.

Pero estar cerca de una ventana no implica que la iluminación sea buena de por sí,  ya que esta puede ser molesta o excesiva. No es tan fácil. Lograrlo sólo es posible poniendo realmente en valor a la luz natural dentro de la oficina, dándole la importancia que se merece. Sólo partiendo de esta premisa conseguiremos que la iluminación natural en una oficina sea realmente la adecuada.

Y con este punto de partida, son diversos los elementos físicos que nos ayudan después a potenciar la luz natural en un entorno de trabajo, como por ejemplo puertas, cristales, correderas, puertas blancas o materiales de color claro, como lo son algunas maderas. Elementos que juegan un papel decorativo, pero que también potencian la luz natural.

Pero así como hay elementos que potencian la luminosidad natural, hay otros cuyo efecto es justo el contrario, la perjudican, como por ejemplo colores oscuros o grandes estampados, por lo que no son recomendables para una oficina.

Cierto que dar valor a la luz supone un esfuerzo y no es sencillo, y que además, el estilo de vida actual nos empuja muchas veces hacia la luz artificial por encima de la natural. Pero cualquier esfuerzo que repercute en la buena salud de los trabajadores es necesario y beneficioso para la propia compañía.

Y además, aunque en un segundo nivel de importancia, una oficina con una iluminación natural óptima nivel también repercutirá en una menor gasto de recursos energéticos de la oficina. Se trata de un aspecto menor comparado con la salud de las personas, pero no deja de ser un beneficio para la empresa.

 

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