La arquitectura después de la pandemia

Hace unos meses comentamos en nuestro blog el poder que tiene la arquitectura para combatir las pandemias, y esta semana queremos seguir profundizando en este binomio, poniendo sobre la mesa qué tendencias se verán en este campo como consecuencia del COVID19, sobre todo en las ciudades.

Una primera parece clara y es la idea de que los espacios verdes ganarán espacio en las grandes urbes. Algunos incluso hablan de ciudades biofílicas, que son aquellas que presentan un diseño que permite a los habitantes desarrollar actividades y un estilo de vida que los deja aprender de la naturaleza y comprometerse con su cuidado.

Quizás este concepto aún parece lejano y un punto utópico, pero lo que está fuera de toda duda es que veremos más zonas ajardinadas como resultado de una arquitectura cada vez más saludable. ¿Pero qué propone exactamente la arquitectura saludable? Tal como explica el arquitecto Fernando Espinosa de los Monteros, es que sea “más segura, higiénica y fácil” , levantada para crear en el usuario un sentimiento de bienestar y salud tanto en el plano físico como el mental o psicológico. Para ello es básico el “adecuado tratamiento del aire, el agua, la iluminación, la distribución del espacio, el confort térmico y acústico y los materiales”, explica la también arquitecta, Rita Gasalla.

Promover espacios para las conexiones humanas será asimismo una nueva respuesta a la pandemia, y de hecho ya los estamos viendo florecer en metrópolis de todo el mundo. Son nuevos lugares para hacer ejercicio, jugar, conocer a otras personas y socializar. Ideas, en definitiva, que también suman para la salud de las personas. Y en este caso, también potencian el sentido de comunidad y de pertenencia, creando efectos psicológicos positivos al establecer relaciones entre los miembros de una misma zona.

La movilidad también será diferente y los medios de transporte sostenibles, como la bicicleta, tendrán más presencia en las calles. Según pronostican algunos expertos, como Carlos F. Lahoz, profesor de urbanismo, este medio se consolidará así como los espacios de bajas emisiones. En consecuencia, las ciudades se adaptarán a esta nueva realidad. De hecho, Milán ha anunciado que integrará a sus calles 35 nuevos kilómetros de carril bici, mientras que el ejecutivo de Macron, en Francia, ha destinado 20 millones de euros para fomentar este medio en París, Lyon, Lille o Montpellier. De la misma opinión es el arquitecto Carlos Rubio Carvajal, que apunta que tras el coronavirus “llegará una nueva movilidad que nos traerá un renovado espacio público, más amable, sostenible, continuo e integrador.” Apunta también que el distanciamiento social requerirá más cantidad de espacio público, una idea similar a la del también arquitecto, Juan Pablo Rodríguez Frade, que defiende que será “necesario redimensionar las aceras y los parques. Las zonas públicas serán más anchas y espaciosas”.

También veremos como la tecnología que permite evitar el contacto crecerá, por lo que la automatización y la domótica estarán más presentes en los edificios. Lo apuntan desde  Moove mag, explicando que elementos como las puertas automáticas, el reconocimiento facial, los ascensores activados por voz o los interruptores de manos libres serán instrumentos cada vez más frecuentes.

En definitiva, la arquitectura no deja de ser una respuesta a las necesidades de las personas y, ahora, estas se centran en la salud y el bienestar, por lo que las nuevas soluciones arquitectónicas y urbanísticas tendrán un claro objetivo: favorecer entornos más sanos y sostenibles.

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