El diseño pasivo de oficinas
Como ya hemos comentado infinidad de veces, cada vez más la arquitectura y el diseño apuestan por crear edificios respetuosos con el medio ambiente a través del uso de distintas técnicas, como el diseño pasivo. Este método es una forma de proyectar edificios aprovechando las características medioambientales ya existentes, con el objetivo de reducir al máximo el consumo de energía necesaria para su utilización. El diseño pasivo se centra, por tanto, en los componentes y materiales utilizados para construir un inmueble y recurre a fenómenos naturales como la radiación solar y el viento para acondicionar los espacios.
¿De dónde viene este término?
Edward Mazria explica en “El Libro de la Energía Solar Pasiva” publicado en 1979 en qué consiste el diseño solar pasivo y las estrategias para hacerlo posible. Mazria asegura que “los sistemas de energía solar pasivos captan y transportan el calor mediante medios naturales”. Por lo tanto, ya vemos que desde los años 70 profesionales del sector empezaban a hablar sobre la calidad constructiva de los edificios y su capacidad para ser sostenibles.
A continuación, os detallaremos cómo se debe implementar la refrigeración y la iluminación pasiva en un edificio de oficinas.
Los sistemas de refrigeración pasiva en las oficinas
Estos sistemas de refrigeración pasiva tienen el objetivo de enfriar los edificios sin tener que recurrir a técnicas mecánicas. Estas estrategias pueden incluir la ubicación, las ventanas, las persianas e incluso las sombras. Algunas de las técnicas que incluyen pueden ser: manteniendo las ventanas abiertas, bajando las persianas para evitar que entre sol, organizar las oficinas de manera que durante las horas de más calor los usuarios puedan ubicarse en las zonas de sombra, etc. También se utiliza la elevación de los techos que permite que el aire circule mejor y que a su vez refresque las distintas zonas de una oficina.
En el caso de que la oficina ya esté edificada, se pueden hacer pequeñas adaptaciones como, por ejemplo, plantar árboles delante de la ventana o instalar persianas para evitar que entre el calor del sol, permitiendo en cualquier caso que las diferentes zonas se refrigeren con el aire exterior.
Está técnica está cada vez más valorada y, por ejemplo, la certificación LEED concede créditos por iniciativas de refrigeración y calefacción pasivas; así como BREEAM, que tiene en cuenta la identificación de medidas pasivas de mejora del rendimiento operativo del edificio.
La iluminación pasiva
El segundo aspecto más importante en este tipo de diseño es la utilización de la luz solar y, para hacer un buen uso, se debe tener en cuenta el tamaño de las ventanas. Para ello, estas deben adecuarse al espacio donde se ubican, de forma que capten mejor la luz natural y esta se distribuya correctamente. Por otro lado, también son importantes los tonos de colores que se utilicen en las diferentes salas, por ejemplo, en los interiores claros se necesitan ventanas más pequeñas, ya que la capacidad de reflexión de las paredes es mayor.
Debemos recordar que más luz también significa más calor y, por ello, es importante utilizar los sistemas de refrigeración pasiva para evitar aumentar el consumo energético.
¿Cuáles son los beneficios del diseño pasivo?
Son muchos los beneficios que aporta este tipo de arquitectura, tanto para los usuarios, como para el entorno, pero principalmente destacamos tres: se sirve de fuentes de energía inagotables y gratuitas (el sol y el viento), no emite emisiones de CO2 durante la producción de energía y reduce las demandas de calefacción y refrigeración.
Desde Colonial trabajamos diariamente por construir edificios que se adapten a las necesidades de los usuarios y que sean respetuosos y cuiden del medio ambiente. En nuestro blog os mantendremos de todas las novedades en materia de sostenibilidad para que estéis siempre al día.