Cómo aprovechar las ventajas de la iluminación artificial

Una de las claves de la sostenibilidad en los edificios de oficinas, como prueban todos los activos que tenemos en Colonial tanto en Barcelona como en Madrid, es el aprovechamiento de la luz natural. Por un lado, porque se trata de una luz connatural a los seres humanos y, por tanto, mucho más agradable para los trabajadores. Su adecuado flujo mejora su salud emocional y su rendimiento profesional. Por otro lado, porque la luz natural no consume recursos del planeta. Sin embargo, hay muchas circunstancias en las cuales la iluminación artificial es esencial para el correcto funcionamiento de la actividad empresarial dentro de la oficina. De ahí la importancia de saber aprovechar sus ventajas. 

Tipo de iluminación artificial 

Probablemente una de las decisiones más trascendentes en relación con la iluminación artificial. Las bombillas LED, por ejemplo, representan la opción más energéticamente eficiente y en consecuencia son las más recomendables para ver en situaciones de oscuridad sin contaminar en exceso. Además, tienen una larga vida útil, las hay disponibles en una gran variedad de temperaturas de color y son altamente decorativas. La bombilla fluorescente y, sobre todo, la bombilla incandescente, presentan una menor eficiencia energética. Esta última, en concreto, gasta un 80% más de energía que la bombilla LED y dura hasta 25 veces menos. 

Distribución de la iluminación artificial 

Otro aspecto importante para el aprovechamiento de la luz artificial es la distribución de las lámparas. En este sentido, una mala distribución puede conducir a la necesidad de incorporar más lámparas para poder iluminar todos los rincones, lo que aumenta el consumo de energía. Es necesaria una visión estratégica que tenga en cuenta la iluminación general para la visibilidad y la seguridad, la iluminación de tareas para las funciones laborales y la iluminación de acento para elementos decorativos y de marca. Lo recomendable es que la segunda cuente con ciertos mecanismos de ajuste personalizable y que la segunda se incluya modestamente. 

Temperatura de color de la iluminación artificial 

Los seres humanos podemos percibir diferentes ondas de luz dentro del espectro lumínico. Y mantenemos una relación emocional con cada uno de esos tipos de luz. El blanco cálido, por ejemplo, nos transmite relajación y paz interior, por lo que suele ser recomendable incorporarlo a las áreas de descanso. El blanco neutro, por su parte, es ideal para las zonas de trabajo propiamente dichas de las oficinas. Y el blanco frío se debe limitar a espacios que requieren mucha concentración y mucha visibilidad. El resto de colores y salvo por cuestiones puramente estéticas o de imagen de marca, no suelen ser aconsejables para el trabajo del día a día. 

Sistemas de gestión de la iluminación artificial 

A diferencia de lo que ocurre en una vivienda, en las oficinas los individuos no suelen prestar una atención consciente a las luces de las zonas que abandonan. Y eso tiene un efecto acumulativo que acaba afectando a la sostenibilidad del edificio. Por suerte, y como demuestran muchos de los edificios de Colonial, existen sistemas automatizados para la gestión de los recursos como los sensores de movimiento, los dimmers o los temporizadores, además de sistemas globales como el Building Management System dedicado a la reducción de los costes energéticos de los edificios. La integración de la iluminación con asistentes virtuales también es clave. 

Seguridad en la iluminación artificial 

Por último, pero no menos importante, están las decisiones relacionadas con la seguridad de la iluminación artificial. Entre ellas, la revisión periódica de las instalaciones eléctricas para evitar cortocircuitos, el reemplazo de bombillas defectuosas, la limpieza regular de las mismas, la utilización de difusores y pantallas para evitar la fatiga ocular, la instalación de luces de emergencia y la instalación de iluminación en las entradas y caminos exteriores para evitar accidentes en momentos de oscuridad. La iluminación artificial, pese a no tener coste cero como la energía natural, no es nuestra enemiga. Solo debemos tomar las decisiones adecuadas. 

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