Trabajar en zonas urbanas versus trabajar rodeado de naturaleza | Beneficios y contrastes

Existen buenas razones para que cada vez más seres humanos emigren a las ciudades: disponen de infraestructuras más modernas, cuentan con servicios públicos y privados más avanzados, ofrecen una mayor gama de oportunidades profesionales y personales y dan lugar a una interactividad y socialización sin precedentes en los entornos rurales y naturales. De ahí que la inmensa mayoría de las grandes empresas se emplacen en estas grandes urbes. No obstante, trabajar rodeado de naturaleza también presenta beneficios tanto para las personas como para las propias organizaciones. Realicemos una comparación en profundidad. 

Los beneficios de trabajar en zonas urbanas 

El gran beneficio de trabajar en una zona urbana, y como comentábamos en la introducción de este artículo, reside en el acceso permanente y cómodo a servicios imprescindibles como la sanidad, la educación superior, la banca o el consumo. Basta con tomar el transporte público para llegar hasta ellos en muy poco tiempo. Además, y esto también lo adelantamos, están las oportunidades de networking. Después de todo, en muchos edificios de oficina conviven diferentes compañías, cada una de ellas con decenas de profesionales con los que conectar, generar sinergias y abrir oportunidades de futuro. Es un entorno laboralmente muy dinámico. 

Y todo esto se relaciona estrechamente con el crecimiento profesional. A fin de cuentas, y dado que las zonas urbanas concentran más marcas, más convenciones, más foros y más ferias, también ofrecen mayores posibilidades de desarrollo y ascenso laboral. A ello hay que sumarle una oferta de entretenimiento y cultura inigualable. Cines, teatros, museos, salas de concierto y restaurantes de todo tipo enriquecen la vida social y personal de las personas. Les impulsa a la reflexión. Al aprendizaje. Al cambio. Les proporciona un bagaje cultural más profundo desde el que incentivar su propia creatividad y ponerla a disposición de las empresas. 

Los beneficios de trabajar rodeado de naturaleza 

En el lado opuesto tenemos el trabajo desde zonas más naturales. Y aquí el beneficio principal es evidente: permanecer en contacto diario con la naturaleza satisface el lado más biofílico de las personas. Poder contemplar desde la ventana esos paisajes verdes, esas montañas, esos animales, promueve una agradable sensación de calma que reduce tanto la ansiedad como el estrés y mejora el estado de ánimo. De ello se deriva otro beneficio muy importante: una mayor capacidad de concentración y, en consecuencia, una mayor productividad. La serenidad es la mejor aliada de las personas cuando se trata de sacar su máximo rendimiento. 

Además, trabajar rodeado de naturaleza también tiene un impacto muy positivo en el bienestar físico. Al fin y al cabo, la persona se encuentra rodeada de aire limpio y cuenta con la posibilidad de hacer pequeñas pausas para caminar por entornos verdes, lo que deriva en una mejor salud cardiovascular y respiratoria. Algo que también afecta positivamente a las empresas: con ello disponen de trabajadores más sanos que rinden mejor y reducen las bajas laborales. Por último, no olvidemos cómo un ritmo de vida más relajado previene el burnout que lleva a muchos trabajadores a la renuncia. Lo verde retiene el talento de un modo u otro. 

Todos los beneficios en un mismo espacio 

Como hemos podido comprobar, tanto trabajar en zonas urbanas como hacerlo en zonas más naturales tiene sus ventajas para las personas y las empresas. Y es una pena tener que renunciar a unas u otras. En este sentido, lo que hacemos desde Colonial es emplazar nuestros edificios de oficinas en las grandes ciudades, con toda la hiperconexión que conlleva, pero rodeándolos de toda la naturaleza posible: plantas y árboles autóctonos para atraer fauna autóctona, grandes cristaleras que permitan disfrutar del cielo abierto y de la luz natural, nidos para insectos o muros vegetales son algunas de nuestras soluciones. Porque en la fusión está la llave.