El poder de la arquitectura para combatir futuras pandemias

Si a raíz del coronavirus redescubrimos que la arquitectura tiene la capacidad de sanar, a continuación analizamos cómo la pandemia influirá en el futuro de esta industria.  Tradicionalmente, la arquitectura ha sido un fiel reflejo de la sociedad y una expresión de los tiempos en los que sus edificios fueron desarrollados. El Covid-19 trae consigo una nueva realidad que supone un punto de inflexión en la forma en que vivimos. Uno de los ejemplos más evidentes es el gran porcentaje de la población trabaja estos días desde su casa en lugar de desplazarse a la oficina.

La consecuencia inmediata implica que arquitectos y diseñadores de interiores tengan que reinventarse para concebir nuevas estructuras que se adapten eficazmente a estas situaciones: desde las viviendas unifamiliares y bloques de pisos, hasta edificios de oficinas.  

La introducción de la Inteligencia Artificial y el IoT (internet de las cosas por sus siglas en inglés) marcaban la tendencia en el diseño de los edificios más vanguardistas. A partir de ahora, la incorporación de la tecnología pasa de ser un complemento opcional a una necesidad básica en la concepción de las construcciones. La demanda irá dirigida al diseño de espacios de trabajo que limiten el contacto ente los individuos para disminuir así el riesgo de propagación y contagio de enfermedades. En este sentido, habrá un auge en el empleo de materiales de construcción fácilmente limpiables o en los que los virus sólo permanezcan durante un corto espacio de tiempo, como puede ser el uso de pinturas con dióxido de titanio o metales como el cobre.

Mark Fenwick, socio fundador de Fenwick Iribarren, en su reflexión ‘Architecture for a Post Viral Era’, explica que garantizar un mínimo de distancia que facilite la sensación de zona de confort va a ser una de las principales premisas a tener en cuenta. Este desafío para el diseño de los edificios de oficinas comenzará por las zonas comunes. Por ejemplo, los ya habituales controles de seguridad en los puntos de acceso tendrán que incluir determinados protocolos de higiene que podrán incluir desde la desinfección de la ropa y el calzado hasta la toma de la temperatura.

Una vez dentro del edificio, el siguiente punto a evaluar serán los ascensores, que desempeñan un papel fundamental en construcciones de gran altura como los rascacielos. El reto pasará por garantizar la distancia social entre sus usuarios, para lo que será necesario la implantación de un límite de personas que pueden entrar al mismo tiempo. De nuevo, la tecnología resulta determinante ya que el control por voz sustituirá a la necesidad de pulsar el botón del piso al que se desea ir.  En lavabos e incluso comedores, serán habituales los dispensadores de jabón y agua que funcionen por un sistema de infrarrojos, evitando el contacto directo de los distintos empleados con los mismos pulsadores, grifos o picaportes. De esta manera, la tecnología contactless adquiere una importancia vital en su función como cortafuegos para evitar la propagación de posibles virus.

Las oficinas del futuro

Esta nueva realidad conllevará algunas modificaciones surgidas en esta última época, caracterizada por los open spaces hot seats, espacios abiertos y ausencia de puestos fijos, o por el uso compartido de ordenadores y material. Iñigo Ortiz Díez de Tortosa, arquitecto y socio-fundador de Ortiz León Arquitectos, señala que la morfología de las oficinas se adaptará para hacer posible la implantación de una serie de medidas e instrucciones que los empleados deberán seguir para garantizar con éxito la distancia social recomendada. Muchas compañías ya trabajan en el desarrollo de los protocolos que deberán aplicarse, tal y como nos muestra la compañía de servicios inmobiliarios Cushman & Wakefield.

Por último, la estructura de los nuevos edificios de oficinas deberá tener en cuenta dos nuevos inputs: multifuncionalidad y las zonas abiertas. Por un lado, la versatilidad de los espacios que permita una funcionalidad en la que se pueda adaptar el entorno a las nuevas necesidades: desde el almacenamiento de material hasta la medicalización de la oficina. Y en cuanto a los espacios abiertos, el propio Ortiz resalta la importancia de las Green Architectures para poder facilitar el cumplimiento de la distancia social. En un ensayo titulado ‘Antiviral Architecture’, Ortiz utiliza las terrazas de las oficinas de Príncipe de Vergara 112, inmueble de nuestra cartera de activos, como ejemplo ilustrativo de un edificio que tiene la Green Architecture como bandera.

En definitiva, los arquitectos tienen ante sí el reto de hacer de la necesidad virtud, para combatir la propagación de futuras pandemias.

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