Fauna y flora autóctonas: la oficina como aliada de la naturaleza

El diseño biofílico es uno de los pilares de la llamada oficina sostenible: un diseño que tiene en cuenta el vínculo innato de las personas con la naturaleza y que introduce elementos destinados precisamente a despertarlo como muebles fabricados con materiales naturales, soluciones que favorecen la entrada de abundante luz solar o muy especialmente vegetación. Estrategias que se traducen en una mayor inspiración para las tareas creativas, en niveles reducidos de estrés y, en definitiva, en un mayor bienestar humano. No obstante, y para que los beneficios no incidan únicamente en las personas, sino también en el entorno inmediato, es necesario seleccionar cuidadosamente esos elementos. 

Vegetación sí, pero regional 

La oficina sostenible no se contenta con satisfacer la necesidad de conexión con la naturaleza de quienes la ocupan: también busca generar un impacto positivo en los hábitats naturales que la rodean. En este sentido, y en lo que respecta a la introducción de zonas verdes tanto dentro como en las zonas exteriores del edificio, no vale cualquier tipo de planta. Por el contrario, lo más ecológico consiste en escoger vegetación autóctona, la cual mantiene una relación evolutiva con los animales y los insectos de la zona, de modo que la presencia de las primeras pueda derivar en el fortalecimiento de toda esta fauna. El mundo actual demanda ejercicios de conciencia medioambiental como este. 

Pero no es solo un impulso a la flora y a la fauna local. Además, escoger plantas autóctonas es también un impulso a la reducción del consumo de recursos en la oficina, pues estas plantas ya están adaptadas a la climatología de la región y requieren un mantenimiento menor. Tanto en términos hídricos como en términos de luz solar o de protección frente a las plagas. Una situación muy diferente a la de las plantas exóticas. Y en relación con esto, y volviendo de nuevo a las personas, el hecho de que las plantas autóctonas estén tan adaptadas al clima local hace que sean más eficientes a la hora de purificar el aire interior de la oficina. Con la flora local todas las partes salen ganando. 

Estrategias para una oficina bioautóctona 

De la selección de vegetación autóctona ya hemos hablado a lo largo de este artículo. Y es una estrategia muy sencilla de implementar. Pero no es ni mucho menos la única a la hora de intentar favorecer a la naturaleza circundante. En nuestro edificio de oficinas de Sant Cugat Nord, por ejemplo, hemos instalado en colaboración con la fundación Word Nature una reserva de mariposas en la que 25 subespecies distintas pueden alimentarse de hasta 41 especies vegetales mediterráneas autóctonas. Y no es una elección arbitraria. Como explican desde El País, el declive de estos insectos tan hermosos como importantes para nuestros ecosistemas es un asunto muy serio. 

Por otro lado, y con la instalación de cajas-nido y de otras zonas de anidamiento, las oficinas tienen la oportunidad de favorecer el desarrollo de las aves, uno de los protagonistas más destacados de la fauna urbana debido a su capacidad de movilidad. Su presencia, tanto física como sonora debido a su canto, proporciona a los trabajadores de la oficina un sentimiento muy agradable de familiaridad y belleza que influye en su rendimiento diario. Así, la conclusión es clara: lo que resulta verdaderamente positivo para la naturaleza resulta asimismo positivo para las personas porque, pese a la aparente distancia que tomamos con ella, nosotros también le pertenecemos. 

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