Diseño biofílico, cómo llenar de vida tus espacios de oficina
Que la naturaleza nos hace sentir bien es un hecho comprobado científicamente que no requiere de grandes explicaciones. Los espacios abiertos al mar, a la montaña, a cielos azules nos proporcionan paz y relajación y nos hacen sentir cómodos, es decir, escogemos la naturaleza para escapar de aquellos espacios que nos generan ruido y estrés. Esta máxima del ser humano es, precisamente, la base que recoge el diseño biofílico a la hora de plantear los espacios, introduciendo ambientes análogos a la naturaleza en entornos laborales, que generen esta sensación de confort y reduzcan la actividad frenética y los nervios asociados a las tareas de trabajo.
Según el Profesor y Experto en Ecología Social de la Universidad de Yale, Stephen R. Kellert, “el diseño biofílico es la intención deliberada de comprender la inherente afinidad humana de relacionarse con sistemas y procesos naturales, con el diseño y la arquitectura de los espacios de construcción”. Por tanto, el diseño biofílico va más allá de colocar plantas en tu despacho y se basa en una serie de patrones específicos que pretenden mejorar la salud y el bienestar de los trabajadores en espacios cerrados.
¿Cómo podemos implementar el diseño biofílico en una oficina más allá de las plantas?
De entrada, se deben establecer conexiones tanto visuales, como no visuales con la naturaleza. Estas conexiones se consiguen a través de procesos auditivos, táctiles, olfativos e incluso estímulos que generen esa sensación de paz o de referencia positiva a la naturaleza. Gracias a procesos como la regulación sutil de la sensación térmica y el flujo del aire dentro de la oficina, se pueden recrear climas que imiten esta sensación de libertad en un espacio abierto.
La luz, al igual que la temperatura, es otra gran aliada a la hora de diseñar espacios naturales en la oficina. En este caso se debe optar siempre por una luz dinámica y difusa, utilizando diferentes tonos e intensidades de luz y sombras, que reproduzcan un ambiente en plena naturaleza.
A la hora de generar analogías en el diseño que produzcan esta sensación de paz, es necesario prestar atención a la disposición del mobiliario, evitando la complejidad y los espacios recargados y optando por un orden en la jerarquía espacial que simule patrones naturales, como la disposición de detalles ornamentales en una pared a modo de bosque o la introducción de fuentes y espacios con agua que simulen un lago. Del mismo modo, es importante que la elección de los materiales del mobiliario refleje el entorno local de la zona y haga una referencia a contornos, moldes o patrones que estén presentes en espacios naturales (ondas, texturas rugosas, colores suaves, etc.).
Pero más allá de los espacios, la biofília también puede encontrarse en la propia construcción de un edificio a través de superficies sostenibles, revestimientos vegetales o muros verdes que integran la naturaleza directamente en la construcción del espacio.
Beneficios del diseño biofílico
Los espacios naturales aumentan el bienestar de los usuarios y refuerzan su rendimiento, al generar más calma y concentración.
Otra utilidad de los diseños más visuales, como los revestimientos vegetales a la entrada de la oficina, es que influyen positivamente en la imagen que la marca proyecta en los visitantes y clientes, aumentando las visitas al espacio por la comodidad y, por ende, las ventas.
Los espacios naturales adaptados a edificios inteligentes también ayudan a reducir la huella de carbono del inmueble y consiguen un ahorro de mantenimiento a largo plazo.
Por último, la presencia de estos detalles naturales fomenta la buena disposición de los usuarios, que reducen los patrones de descanso al estar más cómodos en sus puestos laborales y acuden con más asiduidad a la oficina, al proporcionarles la calma necesaria para ejercer sus funciones de manera efectiva y saludable.
En definitiva, podemos afirmar sin miedo a equivocarnos que el diseño biofílico, de la mano de la sostenibilidad, marcará la línea arquitectónica del futuro.